martes, 24 de agosto de 2010

La verdad, lo que no tiene es remedio

Como dicen por ahí en nuestra lista de amistades siempre es bueno tener, un abogado, un médico y un contador. A esto le agrego, que indefectiblemente en esa lista haya al menos una persona, capaz de decirte la verdad más cruel y absoluta. Pudiendo ser este un amigo, familiar o pareja, eso sí, el vinculo debe estar consolidado lo suficiente como para resistir la puñalada más certera, esa palabra, justo “esa” a la que le veníamos escapando o la crítica más aguda.

Pero pensemos, razonemos, cuánto tiempo nos hace ahorrar una persona así?, cuantas sesiones de terapia, y cuantos vergonzosos momentos nos evita?

Porque, a decir verdad, nadie escapa de asistir a una reunión con un atado de acelga entre los dientes, con el cierre del pantalón bajo, con un moco tímidamente asomando, con un aliento capaz de desintegrar lo que se cruce en tu camino, con la caspa recién nevada sobre el saco, o por ahí, alertar que después del piletazo quedaron nuestras naturalezas fuera del bikini, o lo que es peor…en esos días, alguien tiene que tener la lucidez de avisar que se te ve el piolín celeste.

Ese instante inmediato después de la verdad, es tremendo, pareciera que sucumbís al vacío mas infinito, queres inmolarte, desaparecer, pero sabes que será agradecido eternamente.


Así que, Gracias a todo aquel que haya cometido semejante acto de hazaña!

3 comentarios:

  1. jaja...ok, lo tengo en cuenta, pero no quiero reproches eh!

    El primo Paul.

    ResponderEliminar
  2. Inevitablemente se acercan esas personas que nos dicen tales barbaridades.
    Siempre supe que el flequillo te queda atroz. Lamento haberlo callado tanto tiempo.

    Aunque creo que alguna vez lo dije(¿?). Que va...tanto sincericidio corroe también. De paso sonate los mocos que parecen la gotita en la ropa.

    Beso,

    ResponderEliminar